lunes, 28 de mayo de 2012

Para reflexionar nuestro voto.

EL CORREO QUE ENVIÓ UN SACERDOTE JESUITA DE LA IBERO.

YO SOY 132: ROMPIENDO EL CERCO INFORMATIVO

 Las protestas de los universitarios de la IBERO ante la presencia de Peña Nieto ha derivado en un movimiento estudiantil que pretende romper el cerco informativo establecido por las principales cadenas de televisión y los diarios de la Organización Editorial Mexicana (OEM). Se pretende informar a la ciudadanía de la parcialidad que existe en los medios de comunicación más importantes del país y dar a conocer la corrupción que habita en el actual sistema político. Ellos demandan democratizar los medios de comunicación para tener una ciudadanía bien informada sobre los principales problemas del país y los distintos proyectos de nación que ofrecen los candidatos.

 ¿Qué pasó el viernes 11 de mayo en la IBERO? Las torpezas de Peña Nieto y su equipo de campaña degeneró en una inconformidad de los estudiantes que vino a develar que no existe esa renovación del PRI que tanto se nos ha querido vender en los medios de comunicación. Ese día quedó en evidencia las prácticas del viejo PRI: acarreo, compra de votos, autoritarismo, ineptitud, manipulación de la información, control de los medios de comunicación, etc. La marea roja que venía ganando terreno desde las elecciones federales del 2009 se topó con una ciudadanía crítica e intolerante al engaño.

 Según el testimonio de los universitarios de la IBERO son cinco los acontecimientos que generan el enojo antes de la aparición de Peña Nieto en el Foro Bueno Ciudadano: 1) la llegada de estudiantes ajenos a la universidad con propaganda de Peña Nieto que ingresan al auditorio ocupando las primeras filas, 2) los agentes de seguridad del candidato se colocan en la entrada el auditorio para quitar los carteles que llevaban los jóvenes, 3) la presencia de un hombre de traje negro que ofrece 250 pesos para no hacer preguntas críticas al candidato, 4) Las fotos que tomaba el estado mayor presidencial a quienes gritaban o portaban alguna consigna, y 5) La presencia de una dirigente del PRI que coordinaba a los seguidores de Peña Nieto para invisibilizar las protestas.

 En la ponencia de Peña Nieto los estudiantes van descubriendo a un hombre soberbio, que llega a decir "no pasa nada si no los convenzo", un candidato que responde superficialmente las preguntas, y que utiliza discursos prefabricados. Pero la gota que derramó el vaso fueron sus declaraciones sobre Atenco al final del Foro, donde Peña Nieto asume la responsabilidad de las violaciones a los derechos humanos que se dieron en ese acontecimiento: dos muertos (Alexis Benhumea y Javier Cortéz Santiago), 253 personas detenidas brutalmente y 47 mujeres violadas por los policías del Estado de México. Esto desató entre los jóvenes una indignación se expresó con el grito de ¡Fuera! ¡La IBERO no te quiere! ¡Atenco no se olvida! A tal grado que suspendió la entrevista en la Radio IBERO y salió de emergencia de la universidad.

 El dirigente del Partido Verde Ecologista y el Partido Revolucionario Institucional adelantan la interpretación de los hechos para decir cuatro cosas: fue un grupo pequeño, no eran universitarios de la IBERO, que eran seguidores de López Obrador y que era necesario investigarlos para castigarlos. Lo cual generó mayor indignación entre los estudiantes de la IBERO y por medio de las redes sociales logran armar un video para desmentir las acusaciones: 131 alumnos responden.

 La publicación de la noticia con el titular "Éxito de Peña en la IBERO pese a intento orquestado de boicot" en la cadena de periódicos más grande del país (OEM) generó mayor indignación entre los universitarios que dieron seguimiento a estos acontecimientos. Un hecho que develó el control de los medios de comunicación en el país y mostró la prácticas del PRI del siglo pasado. Hoy gracias a las redes electrónicas se pudo conocer esta manipulación y desatar el enojo popular ante un PRI que no se quiere en la presidencia.

 Los gritos de ¡Fuera! ¡La IBERO no te quiere! Resonaron en el corazón de muchos ciudadanos que saben que el país se está destrozando por la corrupción y la ambición de poder. Esos gritos se conectaron con el deseo de justicia, el deseo de libertad, el deseo de recuperar la paz del país. Las simpatías que ha despertado está siendo un catalizador de la inconformidad ante la política tradicional que termina beneficiando a unos cuantos. Fuera la ambición de poder, fuera la imagen que engaña, fuera la soberbia que no escucha.

 El movimiento "Yo soy 132" puede ser ocasión de sembrar en los jóvenes el deseo de una nueva manera de hacer política. Más allá de las contiendas electorales, la chispa que se ha encendido es una buena ocasión para articular esfuerzos y crear redes que permitan conspirar a favor de una Nación herida. La situación del país necesita de políticos decididos a realizar los cambios culturales que reviertan la espiral de violencia en que nos hemos hundido. Necesitamos mirar al pasado para recuperar la sabiduría de nuestros pueblos indígenas y mirar al futuro para imaginar el México que nuestro corazón reclama. La gran tarea de la política es reconstruir el tejido social, y ahí la energía y la creatividad de los jóvenes tienen mucho que aportar.

 P. Jorge Atilano González Candia sj

 http://yosoy132.mx/

martes, 1 de mayo de 2012

A propósito del día del niño... El niño burbuja por Denise Dresser

Niño burbuja
Denise Dresser
30 Abr. 12

En los setenta se volvió popular una película llamada The Boy in the Plastic Bubble -El niño en la burbuja de plástico- y el protagonista vivía aislado del mundo por un problema inmunológico. En México hoy tenemos nuestra propia versión encarnada por el candidato Enrique Peña Nieto. Así como John Travolta temía a los microbios, el puntero priista le teme a los debates. Le teme a la confrontación de ideas y cómo defenderlas. Le teme a las preguntas incómodas y cómo contestarlas. Prefiere vivir en un mundo controlado, artificial, encapsulado, lejos de cualquier paso en el mundo real que podría mostrar su debilidad discursiva. Su fragilidad propositiva. La acusación de vaciedad que lo perseguiría en los auditorios ante los cuales no se quiere presentar. La percepción de incapacidad que lo acompañaría frente a los foros que rehúye. Peña Nieto prefiere ser catalogado de cobarde que de estúpido.

"Dame la palabra correcta y moveré al mundo", escribió Joseph Conrad. Porque las palabras son poder. Poder para persuadir, para convencer, para disentir, para construir democracias y habitarlas. Poder que el priista demuestra que no tiene. La libertad se forja a martillazos sobre el yunque del debate y eso es precisamente lo que Peña Nieto evade. Prefiere -por lo visto- el autoritarismo silencioso a la democracia gritona. No quiere construir espacios cívicos y participativos, plurales y educativos. Y con ello revela su problema principal: no ha aprendido a debatir ideas sino a memorizarlas; no ha aprendido a pensar en las políticas públicas sino a repetir lo que le colocan en el teleprompter.

Y la reticencia de Peña Nieto tiene efectos y muy graves. México tiene un problema de desinformación ciudadana. De personas que se oponen a las reformas estructurales pero no entienden por qué otros subrayan su necesidad. De personas que le apuestan a líderes providenciales y no asumen responsabilidades individuales. Los mexicanos cuentan con pocos mecanismos para expresar sus preferencias más allá del voto sexenal. No tienen acceso al aprendizaje sobre la cosa pública más allá del periódico que leen de manera superficial y del programa de televisión que contemplan de manera pasiva. México hoy padece un democracia delgada, una democracia de urnas presentes y ciudadanos ausentes. Y Peña Nieto contribuye -al rechazar el debate- a esa democracia de baja calidad.

Como lo argumenta el filósofo político Benjamin Barber en Strong Democracy, la democracia necesita ciudadanos eficaces: hombres y mujeres ordinarios haciendo cosas extraordinarias de manera regular. Por ello, la tarea más urgente para el país es la construcción cotidiana de ciudadanos. El cultivo de lo que Tocqueville llamó "los hábitos del corazón". La promoción de actitudes necesarias para que la democracia funcione. La construcción de foros públicos donde se discuta, se aprenda, se presenten datos, se comparen cifras, se conozca al otro y qué opina. La transformación de cada estudiante y cada trabajador y cada ama de casa y cada periodista en un aprendiz de la libertad. Al negarse a debatir -más allá de los dos debates acortados y acartonados del IFE- Peña Nieto coarta la posibilidad de esa transformación.

Hoy, con todo lo que hay en juego en la elección presidencial, hay que concebir el debate para educar no sólo para influenciar; el debate para construir ciudadanos no sólo para presionar a políticos; el debate para proveer conocimiento a la población y no sólo para atarse a preguntas prestablecidas; el debate para informar a la opinión pública y no sólo para usarla como público de telenovela.

Por ello hay que obligar a Peña Nieto a salir de su burbuja y darle un buen pinchazo para romperla. Obligarlo a salir a la democracia contestataria y sin acordeones. Obligarlo a contestar por qué el Estado de México ocupa el primer lugar en robo de automóviles de toda la República. Obligarlo a responder por qué en los últimos años han muerto más mujeres en la entidad que gobernó que en Ciudad Juárez. Obligarlo a explicar por qué el territorio mexiquense ocupa un lugar tan malo en el índice de transparencia gubernamental elaborado por el Instituto Mexicano para la Competitividad. Obligarlo a decir por qué, ahora sí, el PRI apoyaría reformas estructurales que ha pasado los últimos dos sexenios rechazando o saboteando.

En países con una cultura del debate se enseña a los ciudadanos a pelear con las palabras, y en México llegó la hora de que el puntero presidencial aprenda a hacerlo también. En países con democracias funcionales, las personas entienden que la información no es prerrequisito del debate sino su producto, y Peña Nieto debe enseñarnos que sabe cómo dominarla. Que sabe cómo convertir copetes acicalados en argumentos duros. Que sabe confrontar ideas para esclarecerlas. Que está dispuesto a participar en un argumento con el objetivo de arribar a la verdad. Para llegar a ella México necesita, como lo diría Hamlet, "palabras, palabras, palabras". Pero palabras pronunciadas en debate tras debate y no sólo leídas en un teleprompter.

 
 
- Mensaje enviado desde un Tabletófono Galaxy Note -

Interesante rifa de un Sony Smartwarch 2: http://bit.ly/1l3FEDX Well here it is, our 2nd blockbusting summer giveaway. This time we’...